Hace unos meses os hablé por aquí de Marshmallow, una marca que proponía romper con los códigos visuales de su sector -el de los seguros de coche- y apostaba por algo totalmente diferente y rompedor. Yo confieso que ese tipo de trabajos me encantan, no solo por lo arriesgado, sino porque supone un ejercicio de creatividad tremendo. Y por eso era imposible que no compartiera por aquí el trabajo que el diseñador Miguel Priera ha hecho con Golfset.
Por poneros un poco en contecto, Golfset es una academia de golf familiar de Madrid. Y tras más de 10 años de historia, necesitaban una identidad que ayudara a cambiar la percepción sobre la dificultad de ese deporte y comunicar que no necesitas pertenecer a ningún club ni comprar ningún tipo de material para practicarlo.
Bajo el lema «Los campos, sin puertas», se ha creado un lenguaje cargado de empatía, que habla del progreso y que abraza la imperfección y el disfrute de aprender. De ahí, por ejemplo, el uso de óvalos en el isotipo y el despliegue visual, un elemento gráfico que representa el avance y la imperfección frente a los círculos (que todos asociamos a la perfección).
El resultado es una identidad flexible, vibrante y diversa que huye de los códigos de los clubes de golf tradicionales donde suele ser costumbre el uso de escudos y otros elementos heráldicos.
Toda la identidad está construida con una paleta de colores vibrantes inspirados en los conceptos del aire libre: el «green» (que toma su nombre de las zonas de césped de los campos de golf), un azul cielo, un amarillo inspirado en el atarceder y un verde acento que se utiliza como contraste en algunas aplicaciones de la marca.
En cuanto a las tipografías, se ha apostado por la Biennale y la New Spirit. La primera es una fuente con una gran altura en la X y un peso fuerte para transmitir la sensación de marca abierta y rotunda. Por su parte, la New Spirit se utiliza por su contraste en algunas aplicaciones puntuales para dar mayor personalidad a la marca.
Otro de los aspectos que también se ha trabajado es el tratamiento fotográfico, que le permite a Golfset hablar de legado y de que es una marca ya consolidada. Pero a la vez, el grano y el tratamiento de colores le da cierto tacto y una sensación «analógica» que hace de contrapeso con el aspecto digital del resto de elementos que componen la identidad visual.
Un trabajo muy redondo, que se nota que está hecho con mucho mimo y que arriesga dentro de un sector que suele moverse hacia lo tradicional y lo «elitista». Muy bien resuelto.