[En colaboración con Hoffman]
Hace unos meses, el uso de las mascarillas se asociaba exclusivamente al sector médico como protección de los virus o a otros profesionales cuyo trabajo (pintores y fumigadores, por ejemplo) estuviera asociado con ciertos olores o elementos con cierta peligrosidad. Desde hace unos meses, esta percepción se ha transformado con la irrupción del coronavirus. Ahora, la mascarilla es de uso común y necesario en la búsqueda de evitar nuevos contagios. Hay diferentes tipos de mascarillas y ya hay varias empresas que se han introducido en este negocio, con la creación de las mascarillas personalizadas, las cuales dan un toque de complemento al tiempo que mantiene una máxima protección sanitaria en tiempos de pandemia.
Los más previsores ante una pandemia empezaron a usar rápidamente las mascarillas, aunque no fue hasta el mes de mayo y junio, cuando las autoridades sanitarias comenzaron a recomendar el uso de la mascarilla como un elemento de protección frente a los avatares del coronavirus. La mascarilla es de obligado uso en todos los lugares público y privados, y muy especialmente cuando ese sitio es cerrado y no se puede garantizar una distancia interpersonal de al menos dos metros de distancia. Lo que nos pareció extraño en un comienzo, es hoy un complemento al que más o menos nos hemos acostumbrado.
Como sucede con otros productos, el mercado nos ofrece una amplia variedad de opciones. Hay distintos tipos de mascarillas. Hagamos un breve repaso. Las mascarillas higiénicas son las más comunes. Este tipo de mascarilla está indicada como método de prevención para la población sana. Las mascarillas quirúrgicas son un producto sanitario, y éstas son adecuadas para ser usadas por aquellas personas que presentan algún síntoma relacionado con el virus y evitar así contagiar a otras personas que puedan atenderlas; asimismo esta mascarilla quirúrgica es muy usada, y así está pensada en su fabricación, por cualquier otra persona. Son las más frecuentes. En el mercado también aparecen otro tipo de mascarillas, como las mascarillas auto filtrantes, FFP2, FFP3 (o bien con otras nomenclaturas como N95, KN95, KF94…). Éstas son las recomendadas para el personal sanitario o aquellas personas que estén en contacto directo con infectados por coronavirus.
Mascarillas personalizadas, pero seguras
Independientemente del tipo de mascarillas que se usen por cada persona, hay que ser conscientes que tan importante es llevarla como saber que éstas no tienen un uso ilimitado de veces. Es decir, que incluso hay que cambiarlas cada cuatro horas, y que salvo algunas mascarillas (las de tela y siempre que estén homologadas), estas mascarillas no deben lavarse para su reutilización. Si no se cumple con estos parámetros, será complicado asegurar que las mascarillas ofrezcan una correcta protección. Lo mismo puede decirse a la hora de manejar las mascarillas. Es decir, debemos tener las manos limpias (bien con jabón o con los geles hidroalcohólicos y debemos colocarlas en la cara cubriendo boca y nariz, y tratando de que estén lo más ajustadas en los laterales, evitando que los famosos aerosoles se ‘escapen’.
Realizada esta breve descripción (y recomendamos consultar con expertos en la materia, es decir, con los sanitarios), entremos en el ámbito de las mascarillas personalizadas. Estas, además de cumplir con su función primordial de proteger, sirven como complemento a la hora de vestir, y darle un toque de colorido a las habituales mascarillas azules, negras o blancas que suelen ser las más comunes. A lo hora de adquirir unas mascarillas personalizada debemos comprobar que cumple con todos los criterios sanitarios de respirabilidad, filtración y lavados (hay que fijarse porque no todas tienen el mismo número de lavados) de acuerdo con la norma UNE 0065 homologados por AITEX.
Mascarillas diseñadas a tu gusto
Asimismo, hay que tener en cuenta que estas mascarillas deben tener la siguiente composición de tejidos. Uno que sea exterior, que sirve de barrera de protección y que debe ser denso y resistente, así como de fácil lavado y secado. Normalmente es un tejido de poliéster. Después encontraremos el tejido intermedio, confeccionado de material (normalmente es viscosa spunlace de 44 gramos) que absorbe la humedad y garantiza el confort. Y la tercera capa, la que está en contacto con la piel, suele ser de poliéster algodón, lo que garantiza nuestra respiración y que surjan irritaciones.
Si se mantienen estos criterios, podemos encontrar mascarillas personalizas con el logo de una empresa o con algún diseño estándar que dé un poco de luz y color a la mascarilla. Pero también hay fabricantes que personalizan de una manera mucho más concreta esa mascarilla, es decir, con una imagen de una boca, de una sonrisa o de una foto de algo que te guste portar en la mascarilla. A gusto del consumidor y cumpliendo con las máximas protecciones sanitarias. Este tipo de personalización se puede hacer tanto en mascarillas de adulto como de niño. A este look original y divertido suele unirse un ajuste más cómodo de los elásticos, evitando así cualquier tipo de rozadura en las orejas. Eso sí, antes de encargarlas hay que ser conscientes que estas mascarillas son únicas y no admite devolución alguna. E igualmente, si uno trabaja como sanitario o en algún puesto de trabajo en donde pueda quedar contagiado no es recomendable su uso en ningún caso.
[En colaboración con Hoffman]