En plena Navidad y con poco tiempo entre comidas familiares, turrones, polvorones y biblioteca (sí, que las obligaciones siguen ahí a pesar de las vacaciones) os traigo hoy una acción que ha logrado sacarme una sonrisa. Y es que esta es la prueba de que con poco presupuesto también se pueden hacer cosas muy grandes.
Imagínate que vas en avión la noche del 24 de diciembre, todos en casa cenando con sus familias y tú en pleno vuelo. Pero cuando por fin bajas a las tantas de la madrugada y esperas para recoger tu equipaje, empiezan a salir un montón de regalos por las cintas transportadoras con los nombres de todos los pasajeros. Eso es lo que vivieron los pasajeros que viajaron con Spanair la pasada Nochebuena. ¿Cómo te quedas? Mirad el vídeo, porque las caras no tienen desperdicio.
Un “¡hurra!” para Shackleton por esta acción 🙂