Hay veces en las que se recurre a impactar al público para conseguir una reacción, como en las campañas de concienciación social. Ocurre que en ocasiones, se piensa que “todo vale” para conseguir un cambio de actitud (pensemos en las de la prevención de accidentes, por ejemplo). Pues bien, este es un claro ejemplo de publicidad impactante que considero que sobrepasa los límites del “buen gusto”.
Y es que el vídeo es sobrecogedor y desagradable a más no poder. En él, se muestra a una maestra que da a sus alumnos consejos de cómo evitar el cambio climático. Cuando algunos de sus alumnos se muestran escépticos, aprieta un botón que los hace explotar, esparciendo sus restos entre sus compañeros. Ocurre de igual forma con un jefe y sus empleados y un entrenador y sus jugadores.
Éste es el eterno debate: ¿el fin justifica los medios? ¿Está justificado crear una campaña como ésta para generar ruido y conciencia sobre el cambio climático? Pues yo creo que no.