Cuando tienes alguna alergia o intolerancia a un alimento, salir a comer fuera puede ser un rollo. Y es que, aunque muchos lugares ya tienen esto controlado, siempre corres el riesgo de llevarte una mala (y peligrosa) sorpresa. Es por esto que una estudiante de la Brunel University de Londres ha diseñado un curioso dispositivo para que ir a un restaurante ya no suponga un problema para los alérgicos.
Basada en su propia intolerancia a la lactosa, Imogen Adams creó a “Ally”, un pequeño y moderno gadget que detecta sustancias que puedan suponer un riesgo para algunas personas. ¿Y cómo funciona? Pues solo basta con introducir un pequeño trozo del alimento en cuestión y unas gotas de agua por la ranura con ayuda de unas tiras especiales. Entonces, un sensor procesa la información y la tira cambia de color cuando detecta el elemento no deseado: a mayor nivel de sustancia, más intensidad de color. Su prototipo está dirigido a la lactosa pero también se encuentra trabajando en más modelos para detectar nueces, mariscos, carne, y otros alérgenos.
Pero lo más interesante es que esta estudiante también desarrolló una app que conecta el móvil con el gadget a través de bluetooth. La app también sirve para realizar la prueba y visualizar los resultados o conocerlos mediante diferentes vibraciones. Incluso permite guardar las diferentes pruebas y compartirlas en una comunidad con más usuarios.
Realmente no se le escapó ni un detalle a la hora de crear este dispositivo que facilitaría el día a día de muchísimas personas. Es por esto que Imogen recibió ayuda económica de la Fundación James Dyson y fue reconocida en New Designers de Londres por su invento, que saldría a la venta por el valor de unas £250.
[Visto en: Dezeen]