He aquí una iniciativa de Anthon Berg que nos ha encantado: la primera tienda de chocolate en la que no se paga con dinero, sino con buenas acciones. Cada caja tenía un precio distinto, como hablar con cariño a tu madre durante una semana, servir el desayuno en la cama a alguien querido o no comentar cómo conduce tu novia en una semana. Al comprar la caja, como forma de pago, se hacía llegar esta promesa a través de una aplicación en Facebook a la persona que quisieran. Y lo más grande es que hay quien incluso subió una foto del momento para que quede constancia de que la habían cumplido. ¡Brutal!