No todas las marcas pueden presumir de tener un sonido propio. Pero Magnum quiere apropiarse (con todo el derecho del mundo) de ese crack que suena al morder su capa de chocolate. Así es como ha nacido, «Nada Suena Como Magnum», su nueva campaña en la que consiguen bastante guay: que una imagen fija haga ruido. Literalmente.
La campaña pone el foco en ese momento exacto en el que los dientes se topan con la capa de chocolate y sientes el crujido del helado. Para celebrarlo, Magnum ha lanzado una serie de spots en cámara lenta donde ese sonido rompe con la calma de escenas cotidianas: una noche tranquila, un paseo, una sala silenciosa… y, de repente, ¡crack!
Pero lo que más mola de la campaña son las aplicaciones gráficas: lonas y mupis que, sin necesidad de vídeo ni audio, consiguen hacer ruido. Porque basta con ver la imagen de ese chocolate partiéndose para que tu cerebro, casi por reflejo, rellene el sonido.
Detrás de todo esto hay una estrategia muy bien afinada para reconectar con generaciones que ya conocen el producto, pero redescubren el placer en los detalles. Y la marca quiere convertir este sonido en su nuevo héroe.
Esta campaña es un ejemplo brillante de cómo elevar un asset sensorial a icono de marca. Sin necesidad de storytelling complejo ni efectos grandilocuentes: solo una buena idea, bien ejecutada, que demuestra que cuando el sonido es tan icónico, basta una imagen para oírlo.


