A pesar de que muchas ciudades cuentan con un servicio de recogida de muebles para tirar, hay gente que opta por dejar su sofá viejo, su estantería rota o su colchón usado junto a los contenedores cuando le da la gana. Y eso es un problema tanto para la limpieza y la imagen de las calles como para los peatones, que muchas veces tienen que andar esquivando estos enseres en cada esquina.
En Dénia (Alicante) se enfrentan a este problema, que le está costando al ayuntamiento más de 300.000€ al año en tener que ir a buscar y recoger los trastos acumulados por toda la ciudad. Así que llamaron a la agencia Sapristi para que les ayudaran a comunicar su servicio de recogida de muebles usados de una forma diferente.
La cosa es que en el propio briefing que les dio el Ayuntamiento encontraron la inspiración para la campaña. Y es que el documento venía acompañado de algunas fotos que había hecho el equipo de limpieza. Así que les pidieron que hicieran algunas más para lanzar BRUTEA (que viene de “brut”, “sucio” en valenciano) un catálogo al estilo IKEA que recoge imágenes imágenes reales de gente que decidió «decorar» la ciudad con sus muebles viejos.
Una de las cosas que más me gustan de la campaña es que a cada mueble le han puesto un nombre en valenciano al estilo IKEA, como Mälson (pesadilla), Fâstik (asco) o Vergonyä (vergüenza) acompañado del precio tan caro que los habitantes de la ciudad tienen que pagar por culpa de los incívicos.
La campaña, que se lanzó ayer, se ha viralizado por redes demostrando que es un problema que comparten muchas ciudades. Y yo puedo dar buena fe de ello, que tengo un contenedor al lado de casa y cada día tenemos una decoración nueva en la calle.