La historia de Crumbl arrancó en 2017 cuando dos primos se unieron para abrir una tienda de galletas en Utah. Y aunque empezaron sirviendo las galletas en su local, pronto empezaron a abrir establecimientos y a hacer envíos a todo Estados Unidos.
Su branding, cuyo color rosa pastel es el protagonista, les permitió diferenciarse de su competencia hasta tal punto que su caja para transportar las galletas se ha convertido en todo un icono de Crumbl. Por eso, ahora que la compañía prepara su expansión internacional, necesitaban determinar muy bien cuál era el tono de rosa corporativo para evitar errores de impresión y de ejecución de la marca en otros países.
Ahí es donde entró en juego el Pantone Color Institute, quienes se han encargado de crear el tono Crumbl Pink, que ellos mismos definen como «un rosa azucarado que grita “amor al primer mordisco”».
¿Y por qué los fundadores eligieron el color rosa para su marca? Pues se trata de una historia familiar, concretamente de su abuelo, quien tenía un Cadillac rosa que les traía muy buenos recuerdos a ambos.