Las paredes vacías de las ciudades pueden ser un gran lienzo en blanco en el que los artistas pueden plasmar toda su creatividad. Pero también puede ser un buen espacio para que las marcas comuniquen sus productos. Esta fue la idea de Moleskine, que convirtió algunos muros de Ciudad de México en un soporte publicitario de la mano de un buen número de artistas callejeros.
Obra de la agencia Montalvo, esta acción estuvo dividida en dos partes. En un primer momento, los artistas crearon sus obras de street art en diferentes puntos de la ciudad, y hablaron de ellas en sus redes sociales como si se tratara de algo espontáneo. No obstante, unos días después, sobre sus pinturas apareció una marca con forma de libreta junto al lema de Moleskine y el hashtag #TodoEmpiezaEnUnaMoleskine.
De este modo, las obras que los artistas habían pintado se convirtieron en anuncios para promocionar estas libretas en las que, previamente ellos mismos habían boceteado lo que después iban a pintar sobre el muro.
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